domingo, 14 de agosto de 2016

El nacimiento de Curcuhuete

Se acerca el primer cumpleaños de Comino, y según se va a cercando la fecha más vuelve a mi cabeza el recuerdo de aquel día. Pero toda segunda historia tiene una primera, así que hoy os contaré la historia del nacimiento de Curcuhuete. 

21 de Febrero de 2007. Tenía 21 años y estaba embarazada de 41+4, así que aquella mañana acudí al hospital acompañada por mi padre,con la intención de que me ingresaran para inducir el parto. Al llegar me exploraron y me llevaron a monitores. La matrona era joven y lo explicaba todo con mucha delicadeza, por desgracia no recuerdo su nombre, me dijo que estaba muy verde, de hecho ni tan siquiera había comenzado a borrar cuello así que me recomendó irme a casa, pasear y volver por la tarde para ingresarme y valorar la inducción al día siguiente por la mañana, así que así lo hice. Mi madre me preparó una sopa de pollo casera que me comí encantada, pero no quise comer nada más. Tenía muchas ganas de ver a Curcuhuete, pero también tenía miedo a la inducción, así que en un último intento me fui a pasear para ver si mi pequeño se animaba a salir por si mismo, pero no parecía tener muchas ganas, así que a las 17h volví al hospital. Allí me esperaba la misma matrona que me había explorado por la mañana y al volver a hacerlo me preguntó "¿Qué has comido?" yo le respondí "sopa, no me entraba nada más" ella sonrió y me dijo "esto está avanzando, casi has borrado el cuello". Me hicieron analítica, me pusieron la vía (les costó 6 pinchazos y 40 minutos), monitores y me ingresaron. Aun recuerdo decirle a mi cuñado mientras cenaba que no sabía si serían los nervios, pero que me dolía la tripa como si me fuera a bajar la regla.
Aquella noche no podía dormir, hablaba con mi compañera de habitación, que acababa de tener por cesárea a una pequeña de poco mas de dos kilos a la que casi no se le escuchaba llorar, y yo empecé a preocuparme de si sería capaz de escuchar llorar a mi hijo durante la noche. A las 23h estaba paseando por el pasillo y aquella encantadora matrona me preguntó si quería que me hiciera un monitor, le dije que si. Al preguntarme cómo me encontraba le comenté lo de el dolorcillo de regla y me dijo que era normal, que estaba empezando a tener contracciones, yo me sorprendí mucho y me alegré pensando que si me ponía de parto de forma espontánea no me lo inducirían por la mañana.
Llamé a mi madre para contarle los avances, me dijo que ante cualquier cosa les llamara de nuevo, que si no les llamaba estaría en el hospital a las 8 de la mañana. Después llamé al padre del niño, él simplemente me dijo "vale" y me colgó porque estaba ocupado (si, lo se, es una joyita).
A las 4 de la mañana mi compañera de habitación me preguntó que si estaba cronometrando las contracciones, no se porqué no se me había ocurrido hacerlo, simplemente las sentía llegar, cada vez más cercanas, cada vez más notables. Llamó a la matrona para que me mirasen porque, según me dijo ella, ya no era capaz de hablar durante las contracciones y eso significaba que la cosa se estaba animando. La matrona me acompañó un rato, paseamos juntas por el pasillo, hablamos de todo un poco y me cronometró las contracciones, eran irregulares cada 2, 7, 10 minutos. Me sugirió que me tumbara para descansar un poco y me dijo que se pasaría a verme en un rato. Cuando llegó eran las 6 de la mañana, yo había dormido a ratos, las contracciones eran más notables, pero no dolían lo que pensaba que dolerían, eran muy llevaderas, le comenté a la matrona que si me quedaba quieta se espaciaban más, pero que si me movía venían más seguidas, le dije "mira, ¿ves? !aquí viene otra! y si me pongo así... ¡Otra!" ella se reía y me dijo que casi nunca veía a mujeres contentas de tener contracciones seguidas, entre risas y buen humor me dijo que parecía masoquista.
A las 8 de la mañana llegó mi madre, mi padre se fue a buscar al padre de mi pequeño. Casi al mismo tiempo que mi madre entró en la habitación llegó la matrona con una enfermera, me reconocieron (2cm de dilatación) y me pusieron el enema. Eso es lo más desagradable que recuerdo del parto, los minutos siguientes entre contracciones y retortijones fueron muy desagradables.
A las 9 en punto de la mañana me llevaron a la sala de dilatación, allí la matrona se despidió de mi y me presentó a quien la sustituiría, un matrón del cual si recuerdo el nombre, pero le llamaremos "Eme" él nada más verme me exploró y rompió la bolsa, conectó el monitor externo y procedió a "poner en marcha esto". Le pregunté qué era lo que me estaba poniendo en el gotero (que caía a chorro) y me dijo "esto es suero y esto oxitocina" le pregunté si había leído mi plan de parto y me dijo que en una inducción esas cosas no se podían seguir, yo le dije que si ya tenía contracciones porqué había que inducirlo, porque pensaba que ya había empezado todo y su respuesta fue que eso no era estar de parto, que me relajara y dejara hacer, ellos son los que saben cómo funciona todo y como yo era primeriza seguramente nos daría el día siguiente hasta que pudiera dar a luz. No supe ni quise discutir aquello, así que pregunté que cuando iba  a llegar mi pareja y fueron a llamarle. Él entró sobre las 9.30 a dilatación conmigo y las contracciones empezaron a hacerse muy dolorosas y seguidas. A las 10 de la mañana Eme me dijo que no podía escuchar bien el latido del bebé porque yo había engordado mucho (en eso le doy la razón, cogí ni más ni menos que 30 kilos en el embarazo)y que para asegurarse de que estuviera bien tenía que poner el monitor interno. A Curcuhuete no parecía gustarle mucho aquello y hasta en tres ocasiones se giró cuando se lo pusieron haciendo que se soltara.

Tenía sed, mucha sed, pero no me dejaron beber nada, me dieron una gasa húmeda para pasármela por los labios.
A las 11, más o menos, dejé de sentir contracciones para sentir una contracción laaarga y dolorosa, perdí el control. Hicieron salir de la sala al padre de Curcuhuete y Eme vino a explorarme pero me costó muchísimo abrir las piernas, estaba muy tensa, me hizo daño. Estaba dilatada de 5cm y tenía la tensión por las nubes. Eme me dijo que o hacíamos algo para bajar la tensión o me llevaría a quirófano para una cesárea de urgencia, porque Curcuhuete estaba sufriendo, así que muy a mi pesar accedí a ponerme la epidural. La anestesista tardó poco en llegar y al verme tan tensa me dijo algo que nunca olvidaré "¿sabes porqué te duele tanto? porque eres muy joven, si te hubieras esperado unos añitos otro gallo cantaría" Yo solo tuve ánimos de decirle que si a las mujeres de 40 no les dolía parir, pero ella continuó en sus trece, no discutí más, solo me tumbé cuando ella me dejó y vomité. Cuando el padre de mi bebé entró de nuevo la epidural estaba haciéndome efecto, yo estaba tumbada de lado, vomitando y él me dijo "ahora me dirás que quieres tener más hijos" yo respiré hondo y le respondí "¡Claro que si!". Sentí como el dolor menguaba, no sentía mi pierna izquierda, la derecha si, pero dolía menos. La tensión bajó. Minutos después le pedí al padre de Curcuhuete que llamara a Eme porque tenía ganas de empujar. Eme llegó y me dijo que era muy pronto, que solo llevaba dos horas y media de parto y era primeriza, me recordó que las primerizas tardan más de 24 horas en parir, pero yo sentía una fuerza que me obligaba a empujar, algo que no podía controlar. A los pocos minutos Eme accedió a reconocerme, abrió mucho los ojos y llamó a la enfermera ¡Nos vamos a paritorio! ¡YA!
Me llevaron a la carrera al paritorio y aquello se llenó de gente, entre dos personas me ayudaron a subirme al potro mientras dos enfermeras ayudaban a vestirse a Eme y al padre de mi bebé y otra me rasuraba.
Eme me dijo que empujara con las contracciones, yo lo hice pero según él no sabía hacerlo bien "¿qué estás haciendo? tienes que hacer como si hicieras caca" pero mi cuerpo no me decía eso, no estaba en el wc, estaba dando a luz a mi hijo, me hizo sentir incapaz, cada vez que empujaba Curcuhuete hacía por salir, pero cuando dejaba de hacerlo volvía a subir. Eme pidió lo que llamó "un codo" e instantes después entró un ginecólogo (ginecosaurio para ser más exactos) que, tras darme unos guantazos en la cara al ritmo de "¿cómo vas campeona?" se subió al potro y me clavó el codo en la barriga empujando hacia abajo y sin dejarme apenas respirar (después entendí que eso era la kristeller). Eme pidió unas tijeras y cortó sin más. Unos cuantos pujos dirigidos por Eme y ginecosaurio y a las 12:12 de la mañana del 22 de febrero de 2007 sentí como me desinflaba literalmente al tener por fin sobre mi pecho a mi pequeño Curcuhuete. Lloraba a pleno pulmón (ilusa de mi que pensé que lloraría bajito) y me miraba con el ceño fruncido. El primer gran amor de mi vida ya estaba en mis brazos, le dije "Hola mi amor" y pude olerle y besarle.
Dos enfermeras se lo llevaron a una cunita que estaba a mi lado (aunque a mi se me hacía muy lejos) para medirle, pesarle... mientras a mi me ponían una nueva ración de oxitocina para expulsar la placenta, de nuevo con kristeller incluida, tal vez aquel sea el peor recuerdo que tengo del parto. Me devolvieron a mi pequeño ya con pañal, gorrito y pijama, envuelto en una toalla mientras me ponían los puntos para cerrar la episiotomía.
La enfermera me dijo "Es un niño muy grande y sano 51cm 4´120kg. Enhorabuena".
Y así, en lo que me pareció muy poco tiempo, nació mi pequeño, que ya no es tan pequeño.



El primer gran amor de mi vida, el primero en llamarme mamá, uno de mis grandes motivos para tratar de mejorar. Mi Curcuhuete.

2 comentarios:

  1. Me ha encantado!!! 21 añitos como yo! A veces no sé qué se piensan algunos sanitarios diciéndonos cuándo tenemos que tener hijos, si somos demasiado jóvenes o viejas, en fín...Me falta leer el otro post, pero este con tantos detalles me ha encantado!!! Te sigo leyendo!!

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  2. Gracias por pasarte por el blog!
    En ocasiones no estaría de mas que algunos sanitarios recordaran que lo que para ellos es rutina, para la persona a la que están atendiendo es algo único y maravilloso. Por suerte parece que las cosas están cambiando, esperemos que mejore su empatía.
    Nos vamos leyendo!

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